lunes, 29 de mayo de 2017

VIDA Y MUERTE DE UNA NIÑA ROMANA. LA HISTORIA DE CREPEREIA TRYPHAENA.

Ciudadanos romanos contrayendo matrimonio.
Fuente: Wikipedia
La definición de niñez la asociamos con el corto período de tiempo en la vida de un ser humano que queda abarcado desde su nacimiento hasta la llegada de la pubertad entre los doce y trece años de edad, lo que generó en el pensamiento clásico romano la idea de percibir al matrimonio como una institución socialmente aceptada cuyo objetivo principal era la de engendrar vástagos que pudieran proteger o ampliar el patrimonio familiar. Nuestra herencia cultural, legada por nuestros antepasados, ha logrado preservar muchas de las costumbres romanas que aun hoy en día mantenemos vigentes, como puede ser la petición de mano, el intercambio de anillos, el consentimiento de los progenitores, el uso del velo por parte de la novia para cubrir sus cabellos… Y todo esto se ha logrado mantener gracias a esa rica tradición oral, escrita y visual como son los frescos que hoy en día podemos seguir apreciando gracias a los trabajos de restauración y preservación del patrimonio que se han llevado a cabo en la “Villa de los misterios”, en Pompeya, o en el museo del Vaticano (desde 1818), y cuya obra lleva por título “Bodas aldobrandinas”. Es por eso que, tanto en el mundo occidental moderno como en las épocas clásicas, concebimos la idea del matrimonio como la de un pilono sobre el cual asentamos de manera legal y concordante la vivencia compartida entre la pareja. Pero, ¿qué ocurre cuando uno de los dos cónyuges perecen repentinamente y su historia queda “olvidada” durante siglos bajo las aguas del río Tíber? Básicamente esto fue lo que le sucedió a esta joven romana, llamada Crepereia Tryphaena, que vivió en el siglo II d.C. y cuya trágica historia fue rescatada del olvido gracias a un fortuito hallazgo arqueológico llevado a cabo en el año 1889 durante los trabajos de excavación para la construcción del actual Palacio de Justicia en Roma (Palazzo di Giustizia), sede actual de la Corte Suprema de Casación, el Consejo del Colegio de Abogados de Roma y la Biblioteca Jurídica Central.

Una construcción llena de traspiés. 

Tras la proclamación de la ciudad de Roma como capital del Reino de Italia, Giuseppe Zanardelli (26 de octubre de 1826 – 26 de diciembre de 1903), quien por aquel entonces era Primer Ministro de Italia, concibió la idea de unificar todos órganos jurídicos de la capital en un único edificio ubicado en el creciente barrio Prati, cuya primera piedra fue colocada el 14 de Marzo de 1889, coincidiendo con el cumpleaños del rey Humberto I de Saboya (14 de marzo de 1844 – 29 de julio de 1900), en presencia de su esposa, la reina consorte Margarita María Teresa Juana de Saboya (20 de Noviembre de 1851 – 4 de Enero de 1926) y el alcalde en funciones Alessandro Guiccioli (5 Marzo de 1843 – 3 Octubre de 1922). La obra fue llevada a cabo por el arquitecto perusino Guglielmo Calderini (3 de Marzo de 1837 - 12 de Febrero de 1916) quien se quitó la vida muchos años después de la construcción del palacio, según cuenta la leyenda debido a las exacerbadas críticas que recibió a lo largo de su vida por la construcción del Palacio de Justicia (Palazzo di Giustizia); y es que el terreno sobre el que se asienta el edificio es un sedimento fluvial que se vio afectado por las crecidas del río Tíber. Esto conllevó una serie de dificultades que fueron solventadas con la cimentación de los pilares sobre una gran losa de hormigón.

El Palacio de Justicia (Palazzo di Giustizia) en la actualidad.
Fuente: Wikipedia
Durante la etapa de construcción los contratiempos se fueron acumulando, y es que la aparición de restos arqueológicos, entre los que se encontraban diversos ataúdes como el de Crepereia Tryphaena, provocó el súbito interés de los ciudadanos así como el del arqueólogo pionero de la topografía romana antigua Rodolfo Amedeo Lanciani (1 de enero de 1845 - 22 de mayo de 1929), descubridor de “La Casa de las Vestales” o “Casa de las Vírgenes Vestales”(Atrium Vestae), situada en el Foro Romano. Él fue el responsable de abrir el ataúd y contemplar los restos humanos de joven niña-mujer que falleció en la flor de la vida.

Arqueología funeraria en el siglo XIX.

Enterrada a ocho metros de profundidad, los restos mortales fueron descubiertos de casualidad; la ciudad no sólo necesitaba un Palacio de Justicia sino también un puente que sirviese para comunicar los distritos de la Plaza del Puente Umberto I (Piazza di Ponte Umberto I) y la Plaza de los Tribunales (Piazza dei Tribunali). Esta magnífica obra arquitectónica fue diseñada por el ingeniero hidráulico italiano Angelo Vescovali (26 de de Noviembre de 1826 - 20 de Febrero de 1895). Cuatro años después de su fallecimiento, el 12 de Enero de 1889, el arqueólogo Rodolfo Lanciani fue requerido para la apertura del sarcófago, que se realizó con cierta dificultad debido al peso extra que se había añadido con el paso de los siglos, pues el agua había logrado filtrarse en el interior del féretro, dificultado el estudio del hallazgo.


Sin embargo, a pesar de la enorme complejidad de los obstáculos a superar, el descubrimiento fue registrado de manera solemne y de manera melancólica por Lanciani:

El levantamiento de la tapa de ataúd nos dejo una visión extrañamente sorprendente: flotando sobre la cristalina agua vimos una larga cabellera de pelo grueso que se balanceaba. El cabello aún seguía adherido al cráneo. Mantenía la cabeza ligeramente inclinada sobre su hombro izquierdo. Colocada sobre su omóplato izquierdo descubrimos una muñeca. El cuerpo estaba acompañado de un rico ajuar funerario. El magnífico descubrimiento atrajo la atención de multitud de curiosos que se acercaron para verla. La exhumación de Crepereia Tryphaena se llevó a cabo con total solemnidad y honores.

La historia de este descubrimiento seguirá viva en la memoria del barrio de Patri durante muchos años.

Este pequeño fragmento, que a su vez ha sido adaptado de otra traducción, se encuentra recogido en la obra “Pagan and Christian Rome”: Lanciani, Rodolfo Amedeo (1847-1929), publicada en el 1893.

El ajuar funerario. 

Relieve frontal del sarcófago en piedra perteneciente a Crepereia Tryphaena.
Fotografía de Lalupa. Fuente: Wikipedia.
Los restos mortales de Crepereia Tryphaena sabemos que pertenecen a una niña-mujer cuya edad podía rondar entre los doce y diecisiete años de edad. El ajuar funerario incluido en su tumba se ha logrado datar como perteneciente a mediados del siglo II d.C, lo que favorece la idea de que esta persona estuvo ligada a la casa de los Crepereii, libertos adinerados al servicio de la casa imperial, cuyas tierras han propiciado el descubrimiento de opulentos yacimientos desde tiempos de Nerón. Su sarcófago fue elaborado en mármol proconesio (marmor proconnesium), una variedad de piedra caliza metamórfica muy demandada para su uso en el mundo del arte en la Antigua Roma. Las canteras de las que se extraída la piedra eran propiedad imperial. El sarcófago presenta una decoración con acanaladuras cuyo grabado nos muestra a tres personajes: en el centro a una joven, recostada sobre un kline (diván), y junto a ella aparecen dos personas adultas, un hombre y una mujer que según las actuales interpretaciones podrían ser sus progenitores. La pieza ha sido inventariada con la nomenclatura AC 459.

Lanciani, quien manifestó su sorpresa a la hora de descubrir el cadáver de la joven, indujo al error al creer que la difunta novia aún conservaba parte de su cabello; lo que en realidad vieron los allí presentes, fue una planta acuática adherida a la parte convexa del cráneo. No quedaban restos orgánicos, pues éstos se habían descompuesto con el paso de los siglos. Sin embargo, sus huesos estaban ricamente decorados y sus joyas permanecían intactas sin señales de saqueo en el interior del sepulcro:


  • Corona de Mirto: Arbusto de la familia de las mirtáceas, oloroso, flexible, perenne y de color verde vivo consagrado desde la antigüedad a la diosa Afrodita divinidad del amor, el deseo, la reproducción… Las novias usaban la corona como símbolo de alegría y en la actualidad como indicativo de virginidad. La pieza fue fabricada en plata con incrustaciones de piedras preciosas. Su número de inventario es el AC 460. 
  • Collar de oro con engarzado de berilo: La pieza fue fabricada en oro con doble cadena. De sus eslabones cuelgan piedras preciosas. Su número de inventario es el AC 468.  
  • Pendientes: Oro y perlas: Su número de inventario es el AC 466.  
  • Rueca con cilindro: Joyería con gema. Su número de inventario es el AC 475, 475 bis.
  • Broche con tallado en Amatista: Joyas y gema. Su número de inventario es el AC 467.
  • Anillos: Anillo de jaspe rojo. Su número de inventario es el AC 463. Anillo de oro con incrustación de heliotropo. Su número de inventario es el AC 461. Anillo de oro con camafeo. El nombre del prometido se encuentra grabado en su interior y se llamaba “Filetus”. Su número de inventario es el AC 462. Anillos de oro unidos entre sí. Su número de inventario es el AC 465. Anillo de oro con llave anudada. Su número de inventario es el AC 464. 
  • Caja de madera de marfil y hueso: En el interior de la caja se encontraron diversos objetos de uso personal. Su número de inventario es el AC 471 y 474.
  • Espejos: Se hallaron en el interior de la caja un total de dos espejos de plata. Su número de inventario es el AC 472 y 473.
  • Peines de hueso con púas: Su número de inventario es el 470, 470 bis. 
  • Muñeca de marfil y articulada: La muñeca fue fabricada en marfil y en cuyo interior se colocaron unos pernos que unía sus articulaciones. Fue depositada junto a su dueña en el interior de su tumba. Tanto su propietaria como la muñeca comparte similitudes en la joyería, lo que hace pensar que también pudieron llevar ambas la misma indumentaria.   Su número de inventario es el AC 469. 
Ajuar funerario propiedad de Crepereia Tryphaena.
Autor: Ignoto. Fuente: Wikipedia.


La ofrenda de la muñecas.

La ofrenda de las muñecas era un culto muy arraigado en la mentalidad romana, puesto que explicaba el proceso que debía afrontar una niña para convertirse en mujer. Ya hemos visto que las jóvenes se casaban a una edad temprana, casi al inicio de la pubertad; esto era debido a la alta mortalidad de la época, ya que muy pocas personas lograban superar la treintena. Este ritual era llevado a cabo durante la juventud o previo al momento nupcial, y se entregaban como ofrenda a la diosa Diana. El caso de que Crepereia Tryphaena fuese enterrada con su muñeca articulada nos indica que la joven pudo morir a escasas horas de ser desposada. Pero el motivo exacto de su muerte aún hoy en día nos es desconocido.

Muñeca articulada hallada en el interior del sepulcro junto a su propietaria Crepereia Tryphaena.
Autor: Sconosciuto. Fuente: Wikipedia.
Este tipo de muñecas, exquisitamente confeccionadas, son excelentes herramientas de estudio, pues debido a su perfecto estado de conservación los especialistas pueden conocer diversas facetas de la infancia en la antigüedad, así como la datación exacta de su fabricación por el tipo de peinados con el que las muñecas se encuentran decoradas.

El Musei Capitolini. 

En la actualidad las piezas arqueológicas, entre ellas las joyas y la muñeca, se encuentran depositadas en el museo Capitolini (Musei Capitolini) de Roma en la sala ubicadas en la Sala Colonne.


BIBLIOGRAFÍA.


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